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MI ABUELA WENCES

 

A la única abuela que he conocido es a mi abuela materna que se llamaba Wenceslaa. Tenía el pelo gris, llevaba una larga trenza recogida en un moño que cubría con un pañuelo negro. Vestía toda de negro con un faldón hasta los pies. Descubrí que no llevaba bragas un día que subimos al Montecillo, separó las piernas y comenzó a orinar sin bajarse las bragas.

Yo iba a coger pámpanos con mi primo. Después, los llevábamos a mi casa para comérnoslos. Mi abuela nos decía que le diéramos uno. Se los dábamos sin pelar, murmuraba entre dientes que la queríamos envenenar porque se podía clavar las espinas. Estaba perdiendo un poco la cabeza pero entonces no sabíamos ni lo que era el Alzheimer. "Cosas de viejas", decía la gente.

El mejor recuerdo que tengo de ella es que me llevaba a coger moras, llegábamos a casa con el cubo lleno para comérnoslas. Cuando voy a mi pueblo en el mes de septiembre, voy de paseo y veo las moras maduras, me acuerdo de mi abuela.

En Junio iba de paseo con mi amiga Almudena por La calzada, al lado del río. Las campanas de la iglesia tocaron un clamor. "¡Mi abuela!" -exclamé- y eché a correr. Mi abuela  había fallecido. Aunque era una niña, me dejaron verla. Recuerdo que le pusieron unas tijeras abiertas encima del pecho. Después me enteré que era para que no se hinchara el cuerpo. Parece que esperó a morirse después de que yo hiciera la comunión.

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